Lo que hace más importante a tu Rosa,
es el tiempo que tú has perdido con ella.
No te fuiste;
Se desvaneció tu cuerpo.
Se esparció en millones de recuerdos,
de fotografías...
de lugares.
Se repartió en las marraquetas crujientes
y en el maquillaje
a la hora del desayuno.
Vives aún en las cuentas impagas,
en los sillones nuevos
que te esperan impacientes
en los escaparates.
Incluso una parte de ti
se metió en las burbujitas de aire
de los envoltorios,
esas burbujitas que no se placen
de reventarse por otras yemas.
(Y el invierno...
y mis manos en la masa
perdieron su sentido de existir,
porque ya no existen para ti.)
(Y el invierno...
y mis manos en la masa
perdieron su sentido de existir,
porque ya no existen para ti.)
No te fuiste, mi Rosi.
Estás acá.
Estás aquí.
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