...Nunca lo había visto.
Me senté frente a frente con él y puse la vela encendida en medio
-Nunca te había visto por acá -le propuse atreviendome a tutearle.
-Cuando debo tocar hasta tarde salgo a caminar.
-¿Hoy tocaste hasta tarde?.
-No, hoy quería pasear... despejarme y tocar la guitarra. -Dejó la guitarra a su lado izquerdo y se sobo las manos para luego mantenerlas sobre la flama unos instantes.
-Yo igual -respondí. -Me siento un poco triste y deseaba desde hace tiempo hacer esto.
Pareció no importarle mi comentario porque sin responderme tomó su guitarra y comenzó a cantar otra vez. Oh! Ese canto no era humano, ese lenguaje no era terrestre, pero tenía la percepsión que en alguna parte lo había oído.
Cerró sus ojos y pareció entregarse por completo a lo que estaba haciendo, estaba como desconectado de toda realidad. Yo también me dejé llevar por ese extraño idioma. Tenía sensaciones de paz, tranquilidad; mi pena había cesado y no importaba más en el universo que yo y esa música.
De pronto desperté y era de alba. Los pajaros cantaban y la vela estaba aun encendida. Me levanté exaltado con la sensación de haber soñado. Cuando estuve en ángulo recto una ráfaga de viento penetró por mi ventana y apagó la flama...
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